El pasado 17 de noviembre se cumplieron cuatro años del asesinato de la maestra Mireya Fernández Martínez, docente del Cetis 83, a consecuencia de las heridas de bala que le ocasionó un hombre quien le disparó con un arma calibre 9 milímetros durante el desfile conmemorativo al 109 aniversario de la Revolución Mexicana.
Luego del ataque, el cuerpo de la maestra quedó tendido sobre el piso de la Alameda Zaragoza, en Torreón en tanto que el crimen provocó pánico entre los participantes, gran parte de ellos estudiantes, quienes buscaron resguardarse en casas y negocios aledaños al lugar.
Un día después, personal de la Fiscalía General del Estado Coahuila (FGEC) detuvo a Salvador Serratos, hijastro de la maestra, como el presunto autor intelectual del homicidio. El móvil fue la disputa por una herencia familiar que se desarrolló a partir de marzo de ese año, a tres meses de la muerte de Salvador Serratos Rojas, quien fue pareja de Mireya durante 16 años. Sin embargo, el hombre falleció intestado, lo que ocasionó conflictos de interés.
A la maestra Mireya se le arrebató la vida a los 56 años cuando ni el cáncer de mama, diagnosticado tiempo atrás, pudo hacerlo.
Fue el 15 de agosto que, en colaboración con las autoridades de Nuevo León, se logró la detención del autor material identificado como Alejandro Reyes.
Yadira Fernández Martínez, hermana de Mireya, en entrevista refirió que tras dos años de iniciado el proceso penal se logró la sentencia para ambos detenidos, y con ello se evitó la liberación del autor intelectual.
“Por lo que fue el asesinato se nos hizo justicia, gracias a Dios; nosotros tuvimos todo el apoyo porque hubo un momento en que se iban a cumplir dos años y buscamos fechas para el juicio, porque desafortunadamente por la pandemia se estuvo atrasando el juicio y en un momento de desesperación mandé un mensaje de Facebook al gobernador Riquelme, él me contestó”.
El proceso se retrasó puesto que cambiaban de abogado constantemente, once veces para ser exactos. Pero la sentencia para Salvador Serratos fue de 60 años de prisión y para Alejandro Reyes, de 35 años.
La hermana de Mireya la recuerda como una persona generosa, amorosa, entregada a su trabajo. “Incluso, el día del desfile ella era una de las organizadoras”, expresó. Incluso cuando ocurrió el homicidio, los alumnos del Cetis 83 se solidarizaron con la mamá y hermana de Mireya, dando muestras constantes de cariño y de respeto.
SENTENCIARON A LOS HOMICIDAS PERO LOS PROBLEMAS CONTINÚAN
Yadira refiere que, al no contar con hijos biológicos, se inició el proceso para que los bienes de Mireya fueran cedidos a su mamá, por ser uno de sus dos familiares directos con vida.
Sin embargo, señaló que los otros hijastros interpusieron un recurso legal para el reclamo de dos casas. En una de ellas vivía su mamá, quien el pasado 10 de noviembre de este 2023 perdió la vida en medio de una profunda depresión al no superar la muerte de Mireya, quedando esta acción legal inconclusa.
HUBO ALERTAS POR VIOLENCIA, PERO MIREYA NO ACTUÓ PARA PROTEGERSE
Yadira Fernández señaló que la maestra nunca quiso poner alguna denuncia en contra de su hijastro por amor a los hijos de él —ya que los consideraba sus nietos— y por respeto a la memoria de su esposo.
“Nosotros hablamos con ella, porque ella sí lloraba mucho porque, más que nada, su tristeza era ver cómo la trataban, cómo la atacaban, todo lo que decían. En cuanto a violencia, todo fue verbal. Hubo muchas cosas, incluso hubo una ocasión que él (Salvador) le dijo: Yo no me voy a manchar las manos, yo conozco mucha gente y yo tengo quién te haga algo”, señaló Yadira.
Además añadió que en la vivienda donde residía, en el municipio de Gómez Palacio, en alguna ocasión unos desconocidos dejaron unas marcas extrañas en la pared exterior y Mireya optó por borrarlas con acetona.
“¿Sabes qué decía ella? No, porque si hago algo, va a venir mi viejo y algo me va a hacer. Porque Salvador era su adoración”.
EN LAS MARCHAS, FAMILIA DE MIREYA ENCONTRÓ ECO ENTRE TANTO DOLOR
En medio de una reflexión sobre aquello que se contaba en las noticias acerca de los homicidios de odio, desde el 2020 los familiares de Mireya participaron en las marchas que activistas feministas de la región organizaron contra la violencia hacia las mujeres, pues nunca creyeron que les llegaría a pasar.
“Ellos no tenían derecho de arrebatarle su vida, ella nunca les hizo nada”, expresó Yadira.
Lo que comenzó como una actividad para alzar la voz por el feminicidio de Mireya y el hueco que dejó su abrupta ausencia, se convirtió en un espacio de eco y apoyo para los familiares, un movimiento en los que las participantes le ofrecieron sostener su mano, dando ánimos con frases como “todo va a estar bien” y “no estás sola en tu lucha”.
Yadira Fernández pidió a la comunidad a estar atentos de sus hijas, hermanas, parejas y cualquier detalle de violencia por mínima que sea. Hay que buscar cómo protegerse, por el bien de ellas y sus familias.
“No queremos más muertes, no bajen la guardia, hay que luchar y con la cabeza en alto”, hizo un llamado Yadira, quien dijo que durante las audiencias del caso penal, los abogados le decían “mantenga la cabeza en alto, su lucha es importante”.
“Nunca pensé lograr lo que logré”, expresó Yadira Fernández.