A 15 años de la desaparición de Brandon Esteban Acosta Herrera, su madre Lourdes Herrera afirma que sería un ingeniero en sistemas, ya que le gustaba mucho la tecnología y era muy hábil en el manejo de los transformers.
Los sueños del menor de la familia se vieron frustrados con su desaparición. La idea de encontrarlo con vida permanece desde aquel 28 de agosto del 2009, cuando Brandon viajaba con su padre Esteban y sus tíos, Gerardo y Gualberto, rumbo al aeropuerto de Monterrey, pero fueron privados de su libertad a la altura de Ramos Arizpe y desde entonces se encuentran desaparecidos.
“Solo quisiera abrazarlo muy fuerte y que me diera muchos besos en la frente. Siempre me gusta recibir un beso en la frente porque siento que viene de él; le tocaría sus manitas a ver si todavía tienen el mismo calor y están así gorditas. Solo me basta cerrar los ojos y recuerdo un beso de sus labios que los tiene muy grandes, pero muy delgaditos”, recuerda Lourdes Herrera en la entrevista realizada a pocos metros del Árbol de la esperanza donde cuelga la foto de Brandon, la de su padre y sus tíos.
Brandon Esteban tenía 9 años cuando lo desaparecieron y hoy está por cumplir 24 años. Sobre los hechos, nada o poco registran los avances en las investigaciones.
El caso de Brandon fue de los primeros casos de desaparición de niños, niñas y adolescentes que se registraron en México durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa en que inició la llamada “guerra contra el narco”. En Coahuila la delincuencia operaba con la protección de las autoridades estatales y diversos municipios.
Su madre y el resto de la familia fortalecieron su fe para seguir con la idea de que podrán encontrarlo con vida, abrazarlo y decirle lo mucho que lo extrañan su hermana, su abuelita, abuelitos y tíos.
Sin embargo, por la mente de Lourdes ha pasado que Brandon puede estar amenazado o quizá que le hayan dicho que ella y su hermana ya no viven o que piense que nadie lo busca.
“Quiero abrazarlo, sentir su manita calientita y gordita. Le decíamos osito de peluche porque estaba muy peludo. Le contaría que nunca me he desanimado, que he aguantado todo, muchas cosas que no se imagina, pero que mi amor jamás ha muerto y es lo que me ha mantenido. Nunca he pensado que ya no existe”.
La habitación de Brando se encuentra intacta con los stickers de “no entrar” y “pase” que él mismo colocó y su mochila y toalla del baño siguen en su lugar.
“Le enseñaría también todas las fotografías que tengo guardadas de todos estos años que lo he buscado; todo lo que he escrito para él y lo traería por aquí (al Árbol de la Esperanza) a caminar por donde hemos andado. Le contaría de las marchas, le buscaría todas las pruebas de que nunca me he rendido, y disfrutaría mucho, ese mi sueño, de ver cómo abrazaría a su hermana”, comparte su madre quien también forma parte de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (FUUNDEC).
Lourdes también recuerda que sólo uno de los varios agentes del ministerio público que han llevado el caso ha realizado investigaciones bajo el contexto de que era un niño cuando desapareció.
“No digo que dieran trato especial, pero sí ese trato por ser menor de edad y sólo un ministerio público se abocó, y me consta, mucho en la búsqueda de él en todos los centros para menores, pero eso no se dio desde el inicio”.
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN CONOCIDA, PERO NO EXPLORADA
De acuerdo con Lourdes, el móvil de la desaparición pudo ser la negativa de su esposo a cooperar en actividades ilícitas al interior del penal varonil de Saltillo, donde era el jefe de seguridad.
Las autoridades no han encaminado investigaciones relacionadas con lo que acontecía al interior del reclusorio, pero para la madre de Brandon eso fue el detonante que afectó gravemente a su familia y a la de sus cuñados que llegaron a ver a su madre enferma.
“Esa es la línea que se seguiría por cuestiones de corrupción, de no querer involucrarse en cosas ilícitas de malos manejos y de mala administración. En pocas palabras: él no quería acceder a cosas en ese tiempo. Esto llegó como de golpe y no sé en qué momento, nunca tuvimos conocimiento ni indicios de que nos sucedería todo esto de la desaparición”, expresa.
Ninguna dependencia ha sido señalada como responsable de la desaparición de Brandon y el resto de la familia, pero en el expediente hay declaraciones y testimonios de que lo ocurrido pudo ser resultado justamente de que el padre de Brandon no haya querido acceder a peticiones de malos manejos.
“Quizá le ha faltado valor el ministerio público o a quien sea la autoridad que esté encargada de llevar una buena investigación a fondo, o quizás también ya lo saben y estén tapando; o sea hay muchos intereses en juego, tanto de intimidación, de miedo, de amenazas hacia esa misma persona encargada de enseñar todo esto.
A lo mejor a estas alturas saben todo, porque yo me pregunto muchas cosas: a lo mejor ya saben quién fue, cómo y por qué; desde cuándo se estaba planeando, quién lo ordenó y a qué persona le hizo perder mi esposo al no querer participar y a ese ser corrupto lo estaba perjudicando”, refiere.
Lourdes señala que hasta hace poco se dio cuenta de la importancia que tenía su esposo en la jerarquía dentro del reclusorio varonil. Fue en una búsqueda que ingresó al lugar ubicado al poniente de la ciudad y ahí pudo ver las dimensiones, cantidad de personas que tenía bajo su mando y los que estaban en cargos superiores, pero sobre todo la responsabilidad de la seguridad en un lugar así.
“Esteban me decía: ‘tú trabajas para que en un futuro esos niños no vayan a caer donde yo estoy y yo estoy trabajando para corregir a quien ya está este dice, fíjate lo importante de tu trabajo’ y sí veíamos las comparaciones”.
Durante 15 años la historia del pequeño ha sido contada en diversos espacios gracias a la labor incansable de su madre. En 2015, la cineasta Tatiana Huezo estrenó el documental Ausencias que aborda la búsqueda de Brandon y cómo la vida de su familia cambió.
El colectivo Huellas por la memoria también plasmó la lucha de su familia a través de una propuesta artística que ha sido expuesta en diversas partes del país y el mundo, además una de las cartas que Lourdes Herrera escribió para su hijo aparece en el libro Memoria de un corazón ausente publicado en 2018 por la Fundación Heinrich Böll.
Su nombre también forma parte de la memoria de los coahuilenses. En junio pasado, Brandon Esteban Acosta apareció en las boletas electorales de algunos ciudadanos a manera de solidaridad con su madre y la lucha de las madres buscadoras en el marco de una campaña nacional.
El tiempo ha pasado, Brandon sigue ausente y las desapariciones de niños, niñas y adolescentes continúan en Coahuila, pese a existir protocolos y fiscalías especializadas. El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas da cuenta que desde el 29 de agosto de 2009 a la fecha hay 273 personas (142 hombres y 132 mujeres) ausentes.
Lulú, como le dicen sus compañeras y compañeros del colectivo Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila, señala que lejos de desear un mal a quienes se llevaron a Brandon, su papá y sus tíos, ella sólo pide que saber qué pasó con ellos y que algún día pueda ver de nuevo a su hijo.