Esta Navidad el Centro para Migrantes “Jesús Torres Fraire” recibió a decenas de personas latinoamericanas que solas o en familia buscan acercarse a la frontera entre México y los Estados Unidos.
María Concepción Martínez Rodríguez, encargada de este albergue humanitario, precisó que al cierre del 2024 se brindó atención a más de 15 mil migrantes que buscan alimentos, medicamentos y sobre todo un lugar seguro para recobrar fuerzas para seguir su camino.
Si bien durante años el albergue operó solamente con atenciones durante el día y trabajó incluso durante la pandemia con medidas sanitarias extraordinarias, a partir de noviembre pasado, en el lugar se abrieron dormitorios para mujeres y hombres, priorizando a las primeras que viajan con sus hijos.
“El cambio formal fue el primero de noviembre porque tuvimos como todo octubre de pruebas; hicimos pruebas de cómo se portaban, cuántos podíamos dejar, empezamos a dejar gente a dormir y luego también (vimos) a quién conseguíamos para que se quedara. No les llamamos vigilante para que no se sientan amenazados, es el turno nocturno porque tenemos el turno matutino, vespertino y nocturno”.
Las personas que se queda durante las noches también son parte del voluntariado de la iglesia de la cual depende el albergue y la intención, dijo María Concepción, es que la gente que se suma, en su gran mayoría sea de la parroquia de San Judas Tadeo por el sentido humanitario y espiritual que los guía para poder ofrecer atención y cuidados.
“Nos ha ido mejor de lo que esperábamos porque yo pensaban que no iba a haber gente, me imaginaba muchas cosas pero hemos tenido más capacidad de la que pensábamos porque tenemos 28 camas, tenemos otras dos pero están en el lugar del turno nocturno; pero también tenemos muchas colchonetas”.
Los migrantes comenzaron a llegar y al cubrir el número de camas se les comentó que no tenían más. Pero ellos, dijo la entrevistada, respondían que eso no importaba, que podrían dormir hasta en un cartón. Fue así que reafirmaron, lo que necesitan, como cualquier persona, es dormir en un lugar donde estén tranquilos y seguros para poder descansar.
Aunque no se discrimina, en cambio deben considerar prioridad a las mujeres que viajan con sus hijos, es decir las camas son destinadas para ellos. Si se trata de familias completas, el reglamento los separa momentáneamente pues las mujeres duermen en un área y los hombres en otra.
“Hemos visto también solidaridad entre los mismos migrantes porque tenemos las camas numeradas y ellos cuando hay niños pequeños y por ejemplo llega otra señora con niño y le tocó abajo (en litera) ceden la cama, se desplazan. Han llegado señoras con tres niños y dicen que les demos un colchón para ponerse en el piso. Se solidarizan por la necesidad de dormir tranquilos y confiados, para descansar plenamente”.
Martínez Rodríguez precisó que no obstante, el reglamento se ha ido ajustando acorde a las necesidades vistas. Y en el caso de las comidas de nochebuena y navidad, se prepararon alimentos especiales pero también recibieron apoyo de otras organizaciones. Ejemplo, los jóvenes de Operación Pollo que llevaron durante la tarde la cena de navidad, alimentos que de inmediato se repartieron por ser alimentos calientes.
“Nosotros preparamos una comida especial para los migrantes pero nos llegaron los chavos de Operación Pollo y nos trajeron cena que les dimos en la comida, les dimos refresco, que nosotros nunca les damos porque están bien caros; les dimos la comida, el refresco, su postre, era una comida más presentable, de fiesta, con todo. De Operación Pollo son unos chavos con esa iniciativa y cada navidad hacen esta actividad y siempre somos favorecidos.
“Hoy llegaron temprano y se les dio eso porque venía calientito. Aquí nunca les limitamos el alimento, siempre comen todos una vez y si ellos quieren servirse nuevamente, se les vuelve a servir pero primero tienen que comer todos. Toda la operatividad se ha estado ajustando porque pensábamos que eran poquitos y luego resulta que hemos atendido a más de 70 para dormir porque hemos tenido días de 80 ó 100, de muchos migrantes, pero no todos se quedan”.
La encargada del albergue sabe que hasta el próximo jueves 26 de diciembre volverá a pasar el tren por Torreón y por ello apuntó, junto con el crecimiento del albergue se requieren más voluntarios que deben ser capacitados para recibir, explicar las reglas del albergue que utiliza más agua para el sanitario, las regaderas, el lavado de las ropas de los usuarios, así como las toallas y ropa de cama y la preparación de alimentos y aseo general.
María Concepción agradeció el apoyo de Protección Civil municipal que ayuda en esta logística e incluso en algunos traslados humanitarios de migrantes que al cierre del año se movilizan con mayor rapidez para intentar cruzar la frontera antes de que inicie la segunda administración de Donald Trump que amenaza con implementar deportaciones masivas.
En el panorama nacional las cosas tampoco son fáciles para quienes se movilizan por el territorio mexicano y en el caso de La Laguna, la defensora de derechos humanos acotó que apenas se están resolviendo quejas interpuestas en el 2021. En las recomendaciones interpuestas, si bien no figuran policías municipales de Torreón, sí agentes de la Policía Estatal de Coahuila y de la Guardia Nacional.
Pero las denuncias o quejas interpuestas no son proporcionales a los casos de violación a los derechos humanos pues los migrantes han normalizado algunas violencias e incluso el robo de dinero y otras pertenencias.