Hay un grabado de Jesús Soto, perteneciente al Taller de El Chanate, que me ha fascinado desde la primera vez que vi. Lleva por título “La toma de Torreón” y es de 2010. La imagen muestra una camioneta Chevrolet de semi-costado. Alrededor de ella hay cuatro hombres, dos en la caja de la camioneta y dos a pie. Tres de ellos visten en cierto estilo “norteño” moderno, llevan rifles de asalto y posan con un gesto desafiante. El otro viste con uniforme militar de inicios del siglo XX (¿Pancho Villa, quizá?), una figura como extraída de las fotos del Archivo Casasola. El grabado se completa con unas viñetas de alacranes rematando las esquinas.
Quizá en esa yuxtaposición de imágenes y de registros históricos podamos encontrar alguna metáfora de la brumosa memoria histórica de La Laguna. Las violencias del pasado y del presente como ecos, raíces o fantasmas. Las calles del centro plagadas de los cadáveres de los ciudadanos chinos en aquella jornada de 1911 disolviéndose entre la sangre aún caliente de las matanzas en bares cien años después. Distancias históricas que nos interpelan a buscar en los resquicios más resistentes a la memoria.
Por eso es tan relevante el proyecto de Heridas Abiertas. Cuando Luis Alberto López y Bun Alonso Saldaña me plantearon su idea supe de inmediato que sería un proyecto sumamente necesario. No sólo en un presente donde aún toca picar piedra y donde son muy frescas las heridas que dejó la supuesta guerra contra el narcotráfico. También lo será en un futuro donde tengamos que entablar discusiones más profundas sobre la narrativa histórica que atañe a las violencias y los movimientos sociales en la región.
No es de extrañar que su primer texto fue sobre la desaparición de Edna Xochitl López González, en 1991. Un caso resonante que llegó incluso a la prensa nacional en una época en la que muchos de nosotros fuimos niños. Con el tiempo, del olvido al no me acuerdo, traer de nuevo a la memoria el caso de Edna supone un statement de compromiso respecto a eso que nos duele y que no podemos permitir que sea olvidado porque aún tiene mucho que cuestionarnos como laguneros.
A lo largo de sus dos años de existencia, Heridas Abiertas se ha afianzado como un proyecto periodístico comprometido con sus lectores, con los movimientos sociales y con la labor histórica. Por eso el año pasado emprendieron una serie de textos, primero llamado Memoria 115 (para coincidir con el aniversario de la ciudad de Torreón) y luego con su nombre actual de Contra el olvido, donde han hecho un repaso de distintos sucesos violentos de la región y de la respuesta de la sociedad civil ante ellos.
A lo largo de sus dos años de existencia, Heridas Abiertas se ha afianzado como un proyecto periodístico comprometido con sus lectores, con los movimientos sociales y con la labor histórica.
Esta publicación pretende ser un primer repaso de este proyecto aún en construcción. A lo largo de sus páginas, Luis Alberto López, Bun Alonso Saldaña, Fernando de la Vara, Lilia Ovalle y Jessica Ayala Barbosa nos llevan de la mano a esas historias: a los asesinatos, desapariciones y crímenes ambientales que han marcado la historia reciente de Torreón, pero también a las respuestas de familias, organizaciones y colectivos ante la tragedia.
Ojalá esa bruma se siga disipando y podamos sentarnos a dialogar, ya no sobre metáforas, sino a partir de certezas. Para que los fantasmas de las violencias pasadas, presentes y futuras nos encuentren bien entrelazados como comunidad, para poder plantarnos, cuestionarlos, responder ante ellos y exigir justicia.