Dolientes: construyendo memorias sonoras de las desapariciones en el norte de Coahuila

El proyecto surgió de una idea que nos planteamos después de haber reflexionado sobre tres problemáticas que nos aquejan a nivel local: la desinformación, el estigma y el silencio.

Raúl Pelayo/ GIASF*

Dolientes: voces de un territorio herido, realizado por la mesa de verdad y memoria de Familias Unidas en Búsqueda y Localización de Personas desaparecidas de Piedras Negras, Coahuila, es un proyecto de escucha, aprendizaje y reflexión para encontrarnos con nuestro pasado y entender las problemáticas del presente [1].

Esta trayectoria narrativa en formato de pódcast está dividida en dos: lo que las experiencias de los habitantes de un territorio nos pueden contar sobre su pasado y los cambios que han sufrido en su ciudad provocados por la violencia. La narrativa es la de un pasado que, por más lejano que se perciba, está presente, porque lo atraviesa uno de los crímenes atemporales más atroces: la desaparición de integrantes de su comunidad. 

La región fronteriza de Coahuila, caracterizada por la extracción de carbón, sus complejos carboeléctricos, maquiladoras y el imponente Río Bravo o Río Grande, para los vecinos del norte, es el escenario que permite a las personas que lo escuchan, reinterpretar la historia y memoria oral de las etapas más cruentas de nuestro pasado inmediato, que devino del control que los grupos criminales y fuerzas de seguridad estatal y federal tenían del territorio. 

De acuerdo con el “Informe sobre Desapariciones de Personas en el Estado de Coahuila de Zaragoza” elaborado por el Observatorio sobre Desaparición e Impunidad en 2018, del 2009 al 2014, en Piedras Negras incrementaron las desapariciones de personas hasta ocupar  la tasa más alta de la entidad con 172.37 casos por cada 100,000 habitantes Aquí, las organizaciones delictivas y algunas corporaciones de la fuerza de seguridad pública son los perpetradores de las desapariciones.

El aumento de las desapariciones en la región noreste se dio en el contexto de las disputas entre el Cártel del Golfo y el de los Zetas, y continuó en un periodo en que el Estado y las fuerzas de seguridad pública optaron por la militarización del territorio. Desde la administración del exgobernador Humberto Moreira (2005-2011), quién junto al exfiscal Jesús Torres Charles se creó el Grupo de Armas y Tácticas Especiales (GATE), un grupo de élite creado especialmente para desarticular al crimen organizado en años anteriores y dejó activas a corporaciones policiacas militarizadas, cuya actuación ha estado ligada a los altos índices de violaciones a derechos humanos en la entidad [2]. En “Dolientes…” se muestran las cicatrices sociales de esta región que, a pesar de la relativa tranquilidad en la que viven sus habitantes hoy en día, sigue acorralada por la zozobra de no llegar a la verdad y la justicia.

Con un equipo conformado por familiares de personas desaparecidas y aliados, “Dolientes…” surgió de una idea que nos planteamos después de haber reflexionado sobre tres problemáticas que nos aquejan a nivel local: la desinformación, el estigma y el silencio. La primera se refleja en las actitudes negativas que recientemente ha tenido el ayuntamiento municipal ante los actos de memoria de los familiares de personas desaparecidas en la localidad. [3]

El estigma, como lastre del pasado reciente, es un mecanismo para invisibilizar la compleja problemática de la desaparición de personas. En Piedras Negras, como en muchas ciudades del país, se tenía la idea de que, mientras no estuvieras vinculado con actividades criminales, era imposible que te llegara a pasar algo. Era común escuchar la frase “si andas metido en algo, te pasa”. Por lo tanto, era usual asociar a las actividades criminales con las desapariciones y homicidios que ocurrían en la ciudad: una narrativa que desafortunadamente no cesa. 

Por último, y no menos importante, el silencio que atraviesa a los familiares de personas desaparecidas y la población en general. El estigma señalado influye en que los familiares de personas desaparecidas decidan no expresar sus experiencias por el miedo que provoca el rechazo y los señalamientos. Como lo refiere la antropóloga colombiana María Uribe, pareciera “como si el hecho de haber sido víctimas constituyera una falta grave, un delito o algo de lo cual avergonzarse” [4]. En este contexto, los recursos de comunicación se rompen, en donde quien quiere decir algo, no cuenta con nadie que lo escuche.

El formato de podcast no es una casualidad, pues esta serie de contenidos grabados en audio y transmitidos en línea implica hacer uso de los testimonios, de las vivencias de la gente como una manera de dar sentido a la experiencia traumática. Al hablar, se disuelve el miedo a través de la expresión de lo que vivió, observó o escuchó. En este proceso, se articulan las emociones e interpretaciones sobre el acontecimiento, dándole sentido y coherencia a la experiencia, sobre todo aquella marcada por la ambigüedad y la incertidumbre. Además, el testimonio —sea cual fuere el recurso comunicativo— hace que las personas desaparecidas salgan del ámbito privado de los familiares, dándole un lugar a nivel social y público; al mismo tiempo que se circula la experiencia en diferentes ámbitos sociales. El testimonio convoca a la memoria, dando paso a resignificar aquel evento que ha fracturado a la comunidad y brinda el espacio para hablar sobre la persona ausente.

La idea de explorar otras vías de difusión sobre la problemática, alentó a que los mismos familiares aprendieran recursos técnicos para llevarlos a cabo. Fue a través de talleres virtuales y presenciales sobre cómo usar una grabadora profesional y micrófonos, sobre técnicas de elaboración de entrevistas y guiones, además de reflexiones metodológicas sobre la manera de abordar temas dolorosos y la responsabilidad que implica hacerlo, lo que llevó a materializar estos recursos aurales en la primera serie ya publicada en Spotify e IVoox

Para los familiares que integran este proyecto, contar con estos recursos no sólo ha sido un puente para dar a conocer a la sociedad en general la problemática de la desaparición de personas a través de otros formatos. Ángeles Ponce, esposa de José Refugio González Hurtado, desaparecido el 11 de agosto de 2008 en Piedras Negras y colaboradora de este proyecto, dice que “Dolientes…” le ha ayudado a conocer las historias de sus compañeras con las que ha caminado tanto tiempo, “a veces somos tantos que no conocemos las historias de los demás y me ha ayudado a conocer historias que nos sabían que existían aunque estemos dentro del colectivo”. Asimismo, fue a través de este proyecto que se acercó a conocer la experiencia de su hija, quien por primera vez testimonió su sentir: “Escuchar a mi hija como cuenta la historia de su papá para mí fue muy triste, pero también sirvió para entenderla más, saber lo que ella ha pasado como hija”.

“Dolientes…” es también un trabajo de apropiación de conocimientos técnicos y metodológicos de producción de contenidos digitales, en donde se usan sus saberes locales para comprender lo que sucede en su comunidad. Los familiares de personas desaparecidas cada vez más son protagonistas de su propia historia de lucha: al crear sus propios contenidos, legitiman también sus propios saberes. 

Actualmente, se encuentra en proceso de postproducción la segunda serie de este proyecto, el cual esperamos que llegue a muchos oídos del país como una contribución a la memoria colectiva sonora. Frente a la centralidad que la palabra escrita y la imagen como paradigmas cognitivos a lo largo de los últimos siglos, escuchar al otro debe ser una alternativa a la manera en la que comprendemos y explicamos nuestro mundo.  

La posibilidad de contar con estos proyectos colaborativos al interior de los colectivos de familiares de personas desaparecidas, brinda a los familiares y aliados nuevos aprendizajes y capacidades para trabajar la memoria colectiva que haga frente a las narrativas estigmatizantes que impera en el discurso oficial, además de construir nuevos significados sobre el pasado y la construcción de una memoria colectiva sobre las personas desaparecidas y las vidas de sus familiares. La memoria, en este sentido, es la puerta que nos conduce a preguntarnos sobre la verdad, al mismo tiempo que nos muestra lo que nos duele y nos hace falta.

*Raúl Pelayo es Maestro en Antropología Social por el CIESAS, miembro de los jóvenes investigadores y estudiantes asociados al GIASF Y  colaborador con el colectivo Familias Unidas en la Búsqueda y Localización de Personas Desaparecidas de Piedras Negras, Coahuila.

[1] Este proyecto ganó la convocatoria del Programa de Apoyos a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMYC ) en el año 2022 en el estado de Coahuila de Zaragoza. 

[2]El informe realizado por la Federación Internacional de Derechos Humanos (2018), reporta que más de 50% de los casos analizados en la región dan cuenta de crímenes cometidos por la corporación policial Grupo de Armas y Tácticas Especiales (G.A.T.E), hoy llamado Policía Civil. En 2014 esta corporación fue considerada por la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Coahuila como los principales violadores de derechos humanos en la entidad ver Sánchez Valdés, Víctor Manuel, Pérez Aguirre, Manuel y Verástegui González, Jorge (2018) “Formación y desarrollo de los colectivos de búsqueda de personas desaparecidas en Coahuila: Lecciones para el futuro”, México, El Colegio de México/USAID.

[3] Para saber más de este caso escúchese el capítulo titulado “Tejiendo memoria” de este podcast. 

[4] Ver Uribe de Hincapié, María Teresa (2003) “Estado y sociedad frente a las víctimas de la violencia”, Estudios Políticos, No. 23, Medellín, pp. 9-25.

El Grupo de Investigaciones en Antropología Social y Forense (GIASF) es un equipo interdisciplinario comprometido con la producción de conocimiento social y políticamente relevante en torno a la desaparición forzada de personas en México. En esta columna, Con-ciencia, participan integrantes del Comité Investigador y estudiantes asociades a los proyectos del Grupo, así como persona columnistas invitadas por el mismo (Ver más: http://www.giasf.org).

  • La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de quien la escribe. No necesariamente refleja la posición de adondevanlosdesaparecidos.org o de las personas que integran el GIASF.