Me dijeron que hablara y hablé.
Me dijeron que gritara y grité.
Me dijeron que pusiera “un alto” y lo puse.
Me dijeron que valía mi voz y la usé.
Me aseguraron que yo tenía el poder de decir no y me sentí segura.
Y cuando hablé no me escucharon.
Cuando grité, me dijeron exagerada.
Cuando puse un alto se burlaron.
Cuando usé mi voz para defenderme, para protestar, para señalar al macho, para decir NO… el patriarcado me dominó, me quiso seguir sobajando y dominando.
Y cuando dije que no, se aseguró de violentarme más:
Si yo hablé, él gritó.
Si yo grité, él me amenazó.
Si yo dije NO, él me acosó y me vigiló y me persiguió. Y me mensajeó diciéndome puta, mala madre, mujer vulgar, de las que trabajan y no ven a sus hijos, sucia, arrastrada, vendida, violenta.
Yo quería que parara. Me lastimaba y lastimaba a quien amo… pero prosiguió.
Volví a alzar mi voz y me calló con un golpe, una bofetada, una arrastrada por el suelo, una paliza que me quebró no solo los huesos sino la ilusión de que “yo tenía el poder de decir no”.
Y cuando pedí a la ley que me respaldara, el macho se asustó, se arrinconó y quiso pedir perdón… pero no a mí, sino al otro macho que impuso la ley, al otro macho que me defendió por considerarme territorio indefenso. Y ahí mi habla, mi grito, mi alto, mi voz, mi “no”, fueron invalidados, invisibilizados. Porque el límite que pone una mujer es lo más tentador de transgredir para el macho.
Porque es mi voz la que desea callar y mi cuerpo el que quiere poseer. No por mi persona, sino porque “me le voy de las manos”.
Mi “no” se invalidó como el de muchas mujeres… ellas, las que quedaron destruidas físicamente; ellas, las que tuvieron que aceptar otra relación para detener al macho; ellas, las que temerosas salen a trabajar; ellas, las que están en el panteón.
Hoy mi voz retumbará al hacer conjunto con la de ellas y muchas más.
Porque mi “no” vale. Mi “no” debe significar vida y no muerte.
Ana Berenice De la Peña Aguilar
Psicóloga con perspectiva de derechos humanos. Ha trabajado en el tema del acompañamiento psicológico a mujeres víctimas de violencia de género.