La creación de una plataforma que le apostara a la memoria colectiva desde una perspectiva periodística parecía un sueño lejano. Hoy Heridas Abiertas es una realidad gracias al apoyo de muchas personas y seguidores que nos demuestran la importancia de no olvidar los peores agravios a la sociedad.
Parafraseando lo que hace unos días dijo Silvia Ortiz, vocera del Grupo de Víctimas por Nuestros Desaparecidos en Acción (VIDA), hay muchas cosas que no deberían existir al hablar de desapariciones.
Es un hecho que una página que hable de estos acontecimientos tampoco debería existir, aunque las circunstancias nos obligan a los periodistas a no vernos indiferentes y promover espacios que permitan analizar y difundir cómo terminamos con este horror que parece no tener fin, pero cuya opción jamás será olvidar.
Es por eso que a 12 meses damos las gracias infinitas a quienes con su generosidad han dado vida a este proyecto. A Bun Alonso Saldaña, quien fue clave para el lanzamiento de Heridas Abiertas y el primer reportaje que abordó a profundidad el caso de Edna Xóchitl López desaparecida hace 31 años, Miguel Sifuentes que con su trazo dio vida a la identidad visual de la plataforma, César Fabela que dio forma al logotipo y José Juan Zapata que creó la página en términos técnicos.
Un año ha transcurrido. La página ha plasmado diferentes ideas y textos en torno a secuelas de la violencia, desapariciones y violaciones a los derechos humanos.
Bun Alonso Saldaña nos mostró una crónica sobre la amistad arrebatada en una guerra contra el narco que nadie pidió. Lucila Navarrete Turrent nos presentó una narrativa sobre la primera carrera en favor de colectivos de búsqueda de desaparecidos.
Con Deric Vaquera reflexionamos sobre la problemática migrante en Coahuila y las secuelas que deja en niños, niñas y adolescentes la pérdida de sus madres porque fueron víctimas de feminicidio.
Camelia Muñoz hizo un homenaje a personas que fallecieron en tiempos recientes, pero cuyo legado perdurará en favor de las víctimas como es el caso del padre Pedro Pantoja, fundador de la Casa del Migrante en Saltillo, así como de Hortensia Rivas, la buscadora que puso en la mira mundial los abusos policiales en Coahuila.
En colaboración con Red es Poder pudimos hacer memoria del tiroteo en el Colegio Cervantes y cómo la falta de atención a las causas de hechos tan lamentables sigue vigente.
Con La Plaza Pública, en alianza con el Hub de Periodismo de la Frontera Norte, conseguimos impulsar dos reportajes: uno en el que evidenciamos la simulación gubernamental para atender una problemática creciente de feminicidios y violencia contra las mujeres, además de la invisibilización de los niños, niñas y adolescentes desaparecidos.
También hay que hacer un especial reconocimiento a los periodistas Jessica Ayala Barbosa y Francisco Rodríguez Lozano. Ambos forman parte del consejo editorial de este proyecto y de varias maneras contribuyen en su crecimiento.
Tampoco podemos olvidar a los medios aliados que nos permiten dar mayor alcance a nuestros contenidos: Froji Mx, Circuito Frontera, Periodismo Pata de Perro, Red es Poder y La Plaza Pública. Un agradecimiento también a Héctor Becerra Delgado, quien se nos adelantó en el camino, pero que siempre nos ayudó en difundir nuestro trabajo y dio vida a nuestra primera producción sonora.
Sin embargo, el principal motor de este proyecto es y seguirán siendo quienes nos permiten contar sus historias: las familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos, las agrupaciones feministas que buscan justicia ante diversos hechos en contra de las mujeres y los activistas que velan por los migrantes.
A un año de que comenzamos a preguntarnos dónde estamos parados y qué hacer para evitar la repetición de tantas barbaridades, agradecemos infinitamente a nuestros lectores y todas las personas que hicieron memoria junto con nosotros.
Les invitamos a continuar esta labor y tener presente la consigna de que hay memoria y dignidad desde el norte.