A 14 años de la masacre en San Fernando, Tamaulipas, las familias de los 72 migrantes asesinados, 58 hombres y 14 mujeres, claman justicia y que al menos las autoridades les informen de las investigaciones y de la reparación del daño, debido a que muchos se han enfermado y ni México ni los países de origen de las víctimas atienden a los huérfanos.
Durante el conversatorio que se realizó en la Casa del Migrante en Saltillo sobre el entorno a las luchas que han llevado a cabo este grupo de personas en defensa de sus derechos, participaron de manera remota familiares de algunas de las víctimas quienes expresaron que ni apoyos ni acceso a la justicia y a la verdad han tenido.
En las actividades realizadas por el aniversario número 20 del albergue y del Centro de Derechos Humanos Fray Juan de Larios también se hizo un homenaje al padre Pedro Pantoja, reconocido por sus denuncias por violaciones a los derechos de los migrantes en la frontera, entre ellas los secuestros y homicidios como los ocurridos en San Fernando.
Glenda Garcia Lacán, hermana de Richard Pineda e hijastra de Efraín Pineda Morales víctimas de la masacre, señaló que aún quedan muchas dudas de lo ocurrido y las familias no son escuchadas.
“Lamentablemente no hemos tenido ningún avance en el tema de justicia, ni de verdad o de reparación del daño. Como familiares este mes es bastante fuerte para nosotros al recordar la masacre de los 72 migrantes, porque no es fácil y lo seguimos viviendo al no tener justicia y lo importante de hacer memoria para que el estado haga el trabajo que debe de hacer ya que quienes lo hacen son las ongs y nos sentimos muy agradecidos”, expresó.
En tanto Guillermina Vega, integrante de la Asociación de Familiares de Migrantes Desaparecidos de Guatemala y suegra de Nancy Mariela Pinedas, señaló que el homicidio de los 72 migrantes dejó severas afectaciones a las familias ya que hay enfermedades y muchos huérfanos, de los cuales ni México ni el país de origen de las víctimas, se hacen cargo.
Dijo que aún están con la incertidumbre de si serán o no los restos que recibieron en ataúdes sellados que les impidieron abrirlos.
“Las autoridades mexicanas se han hecho las tontas a las peticiones de las familias y hemos cruzado muchas dificultades en el caso de los de acá de Guatemala. Nosotros seguimos alzando la voz hasta que se cumpla la justicia porque no fueron unos perros los que mataron, eran seres humanos buscando un mejor futuro y una mejor vida y lo que encontraron fue la muerte”.
Las familiares señalaron que de nada les sirve saber que existan 13 detenidos si no han logrado conocer la justicia y la reparación del daño.