Una campana de 85 kilogramos y realizada con el metal fundido de innumerables llaves, es símbolo de lucha y solidaridad para las mujeres. Llegó a esta frontera hace 13 años, luego de crearse a través de la campaña “Ni una muerta más en Ciudad Juárez”, por parte de las mujeres del centro del país.
“La hicieron para Juárez, justo cuando se evidenció esta problemática en el Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe”, explicó Lidya Cordero Cabrera, activista y directora general de Casa Amiga Esther Chávez Cano.
Fue en el 2001 cuando ocho mujeres desaparecidas fueron encontradas muertas en un terreno que actualmente se conoce como el Memorial del Campo Algodonero. La situación fue considerada por las activistas como una evidencia del grado de indefensión y peligro en el que se encontraban las mujeres en esta frontera.
Por otro lado, sería en el año 1993 cuando empezó a hacerse visible, incluso fuera de la localidad, la desaparición y asesinato de mujeres, cuyas edades y rasgos físicos eran similares y eran de clase socioeconómica baja.
“Podemos recapitular hoy tres décadas de violencia sistemática contra las mujeres donde su máxima expresión es el feminicidio. La activista, Esther Chávez Cano, empezó a documentar desde 1992, dando pauta para que otras activistas continúen esta visibilización nacional e internacional, con cifras de cientos de mujeres que horrorizan e indignan solo al ser nombradas”, señaló Cordero Cabrera, durante un posicionamiento leído en público el pasado 2 de noviembre.
En el caso de la frase, se trata de una consigna creada por la también víctima de feminicidio Susana Chávez, poeta juarense que en la década de los noventas denunció la violencia sistemática contra las mujeres a través de su obra: “Ni una mujer menos, ni una muerta más”.
Este modelo se creó con la campaña “Ni una muerta más en Ciudad Juárez”, desarrollada por grupos feministas de la Ciudad de México.
En marzo del 2009, durante el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, mujeres de la Ciudad de México hicieron entrega de la campana a integrantes mexicanas de la organización internacional Mujeres de Negro.
Esta organización fue la que trasladó la campana a Ciudad Juárez, luego de realizar una marcha conocida como “Éxodo por la vida de las mujeres”.
En su traslado, esta pieza pasó por las ciudades de Cuernavaca, Toluca, Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, La Laguna, Jiménez, Parral, Camargo, Delicias, Meoqui y Chihuahua.
“La campana fue tocándose por muchos lugares, las colectivas la recibían. Estuvo resguardada en Chihuahua un tiempo por el movimiento estatal, pero luego fue entregada a Juárez”, relató.
Este pasado 25 de Noviembre, al igual que en cada fecha relevante para los grupos feministas, el instrumento salió y marchó junto con madres de hijas desaparecidas en medio de la lluvia, rumbo a la llamada Cruz de Clavos, en donde fue sonada como símbolo de protesta por un año más en la exigencia de que no haya ni una más.
Este texto fue publicado originalmente por Circuito Frontera y se replica aquí como parte de la Comunidad de Medios.