A través de un ritual ancestral y con los cuatro elementos de la madre naturaleza presentes – tierra, agua, aire y fuego – madres, familiares de desaparecidos e integrantes de la Diócesis de Torreón llevaron a cabo la vigila orante.
Lo anterior por el Día Internacional de Víctimas de Desaparición Forzada que se conmemora el 30 de agosto.
Fue frente al panteón Municipal Número 1 ubicado en la colonia Aquiles Serdán, escenarios de cruentos hechos violentos, hasta donde llegaron familiares de las víctimas para llevar a cabo la emotiva actividad ayer por la tarde y organizada como parte de la Jornada Diocesana para recordar este día.
Al iniciar explicaron que ancestralmente cuando los guerreros se iban a la batalla y esta terminaba, como no tenían oportunidad de recoger a sus muertos, tocaban el tambor durante 13 días para que los sobrevivientes encontraran el camino que los llevara hacia ellos. Pasado este tiempo se resignaban, se tocaban el corazón y agradecían por la muerte de ese guerrero. Era un proceso de aceptación y entrega.
En el caso de las familias de personas desaparecidas, en caso de trascendencia es llevar a cabo este proceso para dejarlos ir y que puedan encontrar el camino a la casa eterna. Y para quienes siguen en este plano, llamarlos para que regresen.
En la actividad participaron integrantes de los colectivos Vida, Fuundec, Ranades, Voz que Clama Justicia, Búscame y la Caravana Internacional.
Entre ellas, estaba Juana Isabel Barraza, quien busca a su hija desde hace casi 15 años.
El 26 de Noviembre de 2008, Sandra Yadira Puente Barraza, una amiga y su madre, llegaron a bordo de un taxi a una tienda de pantalones, ubicada a espaldas del Steak Palenque, en Torreón. Iban en un taxi que tomaron en Gómez Palacio.
Cuando salieron, había encapuchados con uniformes de policías, no se sabe de que corporación. Se llevaron a las dos mujeres, al conductor del taxi, mientras que a la madre de una de ellas junto con su bebé, la dejaron ir. Era la única testiga de aquél lamentable hecho, sin embargo falleció hace dos años.
La historia la narra Juana Isabel Barraza, quien dice que inicialmente pensaron que se trataba de una detención por lo que de inmediato fueron a buscarlas a las diferentes corporaciones policiacas, pero no encontraron rastro.
Ese mismo día por la noche, Sandra Yadira se comunicó con su padre, le pedía hablar con su madre sin decir nada más, sin embargo no estaba. Fue la última vez que supieron de ella. La familia fue amenazada por lo que decide no interponer denuncia, en un principio, y salir de su casa para no ponerse en riesgo, pues temían por su vida y la de los hijos de Sandra, que en aquel entonces tenían 2 y 3 años de edad.
“Yo miraba qué fuertes eran las familias que andaban buscando a sus hijos, la mamá y dije: porque yo me voy a acobardar, porque no voy a buscar a mi hija y en el 2016 puse la denuncia formal”.
Actualmente los hijos de Sandra Yadira tienen 17 y 18 años. Ambos todavía la buscan y “lloran a su madre a cada momento, les hace mucha falta”.
Diócesis acompaña en su camino
El sacerdote Rafael López, vocero de Comunicación Social de la Diócesis de Torreón, dijo que la Iglesia ha sido acompañante en el caminar de las familias de personas desaparecidas.
“Acompañarlos con nuestra solidaridad, con nuestra oración, estar con ellos, caminar con ellos, hay varias comunidades que han apoyado con camionetas, con gasolina, con agua, estar acompañando porque es decirles, no está solo en este camino”.
Criticó la indiferencia de la sociedad como de los gobiernos hacia el fenómeno del a desaparición que ha azotado el país desde hace ya varios años y que continúa, pues considera que mientras no se actúe, no habrá paz.
“Son más de 130 mil desaparecidos, la herida sigue abierta, es un gobierno que nos queda de ver muchas cosas y no solamente este gobierno, otros gobiernos de otros estados, otros municipios, entonces mientras haya más de 130.000 personas desaparecidas, en México nunca tendrá ni justicia ni paz, porque olvidar a los desaparecidos es una de las peores cosas que puede hacer un estado una sociedad”.
Según el Registro Nacional de Personas No Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) de enero de 1962 al 29 de agosto de 2023, en México se contabilizaba a 111,095 personas desaparecidas y no localizadas. En Coahuila, sumaban 3,440.